CAPITULO IV
En Génesis 6:1-2 dice: Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas; que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas; tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.
Cuando Caín escuchó la sentencia de Dios por él haber matado a Abel, dijo: He aquí, me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé; significa que Caín al ser maldito de la tierra que abrió su boca para tragar la sangre de su hermano; y al ser echado por Dios de ella, nunca más iba a volver a su Creador, afirmando que de su presencia se escondería. La descendencia de él no está incluida en la descendencia de Adán, sino aparte; lo cual, es signo de que Caín y sus descendientes, ya no eran considerados hijos de Dios, por el crimen cometido por él.
La descendencia de Adán por la línea de Set, no llevaba esa maldición, y por lo tanto, eran tenidos por hijos de Dios (Orden de Dios: lo primero no, sino lo segundo). Entre ellos se levantó Enoc, quien caminó con Dios trescientos años.
Los descendientes de Caín, eran tenidos como hijos de los hombres, porque no estaban sujetos a Dios. Al nacerles hijas, éstas eran hermosas. Los hijos de Dios por la línea de Set, fueron atraídos por la belleza de ellas; esto desagradó a Dios que quiere que su pueblo sea santo y apartado para él.
En Génesis 6:3 dice: Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; más serán sus día ciento veinte años. El aumento de la maldad y de la violencia y la mezcla de los hijos de Dios con las hijas de los hombres, fue una desobediencia abierta a Dios; y Dios, que le había dado al hombre largura de días, ahora se ve en la necesidad de aplicar su justicia, determinando que no contendiese más su espíritu (palabra-mandamiento), con el hombre, porque este era carne, y acorta los días del hombre a solo ciento veinte años.
En Juan 3:6 dice: Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del espíritu, espíritu es. En Romanos 8:8 dice: Los que viven según la carne, no pueden agradar a Dios; en Mateo 26:41 dice: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Dios le había dado mandamiento al hombre para que viviera bien, pero este como carne, no lo hacía. Esto hace que Dios sin
comunicarle nada al hombre, determina acortar sus días (no contenderá mi espíritu con el hombre para siempre; no entraremos en discusión), a solo ciento veinte años de vida.
En Génesis 6:5 dice: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio del corazón de ellos era de continuo solamente al mal. La corrupción del hombre era tanta en la tierra, que Dios vio ese aumento de la maldad, y que los pensamientos del hombre eran de continuo para el mal. Notamos que se afirma que los pensamientos del hombre están en el corazón, y no en la mente; esto lo verificamos así: Deuteronomio 15:9 dice: Guárdate de tener en tu corazón, pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado. En Proverbios 23:7 dice: Porque cual es su corazón, tal es él. Come y bebe te dirá, más su corazón no está contigo. En Mateo 15:19 dice: Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.
En Génesis 6:6 dice: Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. El arrepentimiento de Dios aquí es específico: haber hecho el hombre en la tierra. ¿Significa eso que Dios se equivocó? Jamás! Dios nunca estará en contra de su palabra; aquí afirma
que a Dios le dolió en el corazón ¿Por qué? Porque Dios ama al hombre; en 1ª de Corintios 13:4 dice: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactanciosos, no se envanece. Dios sufrió, sintió dolor por amor al hombre; dolor por causa del hombre que hizo en la tierra. El arrepentimiento de Dios, no es arrepentimiento por el pecado, sino un cambio de actitud en su relación con el hombre, como lo veremos más adelante.
1 comentario:
¡Bendiciones!
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